Diario de Noticias - 2 de Agosto

Parejas homosexuales 

Jesús Eslava

Decía el DIARIO DE NOTICIAS del 22 de junio de 2001 que la parlamentaria Milagros Rubio presentó en la Cámara un escrito que denuncia las discriminaciones de las parejas homosexuales con las heterosexuales. La parlamentaria declara que persisten discriminaciones entre las parejas heterosexuales y las parejas o unidades de convivencia homosexual.

Los derechos de las parejas heterosexuales devienen, como dice Milagros, de su natural capacidad reproductora. Esa capacidad que indudablemente no tienen las unidades de convivencia homosexuales, las hace imprescindibles para la perpetuación de la especie.

Hay temor en la sociedad a que un día por falta del relevo generacional, puedan incumplirse las ayudas en la vejez.

Los fines reproductivos es algo no solamente respetable sino que es imprescindible, y quienes contribuyen a esa permanencia de la especie, por su impagable labor y su esfuerzo, tienen derecho a ventajas que quienes no lo hacen, no tienen por qué tenerlas.

El fruto,de la capacidad reproductora de otros será el que garantizará las pensiones de esa pareja homosexual en su vejez.

Seguramente que esta petición nace de un sentimiento de pena, de tristeza, que sentimos al pensar que algunas personas sufren una carencia y encima son objeto de la burla y la mofa cruel que arroja a esas personas a un apartheid social doloroso, por un error de la naturaleza.

Una determinada inclinación sexual no debería ni debe provocar ningún tipo de discriminación social, pero tampoco esa diferente tendencia sexual, ni la vivencia normalizada de su opción sexual, debe justificar la concesión de ventajas que otros colectivos tampoco tienen.

El concepto de pareja como ente o grupo con derechos a beneficios o ayudas, viene del hecho de que para la perpetuación de la especie, sentimiento común a todas las especies animales, es necesaria la unión de dos individuos de diferente sexo para procrear. Si despreciamos el hecho de la reproducción, la pareja deja de tener alguna significación, y según la ley, si cada individuo tiene los mismos derechos que el resto, entonces no sería justo que a una persona que vive sola no se le concedan las ayudas que se piden para dos personas que viven juntos.

¿Por qué derechos para dos y no para uno, tres o quizás cinco...? No es lógico que el número dos, la pareja, descontextualizada de la facultad procreadora, deba tener mayores derechos que el soltero, que constituye también una familia en su unidad.

Un caso bastante frecuente: muchos hijos, sobre todo hijas, por atender a sus padres, pierden su tiempo de formar la propia familia y cuando fallecen aquéllos, se encuentran solos. No es justo que estas personas, a quienes las circunstancias de la vida los ha dejado solos, tengan menos derechos de los que se piden para otras personas que quieren vivir emparejados.

El hecho de titularse matrimonio, cónyuges, consortes o pareja, si no reporta ningún beneficio a la sociedad no tiene por qué generar ningún derecho.

Por otro lado, si esta petición se quiere basar en el sentimiento del amor homosexual, surge una pregunta. ¿Por qué no para el amor fraternal, o para el cariño o para la amistad? ¿Es que aquel sentimiento es más noble, respetable o digno que éstos...?

¿Qué diferencia hay entre una pareja homosexual o una pareja de amigos? Aquéllos alegan su amor, éstos su amistad. Es triste, pero la realidad cruda es que los homosexuales ante lo anormal de sus sentimientos carnales, tratan de imitar el matrimonio heterosexual, pero con mucha pena por su problema, nunca dejará de ser una imitación y esta escenografía no puede justificar ningún tipo de prebendas.

El mundo está lleno de personas con problemas y la sociedad debe organizarse desde el respeto de los derechos de todos, nunca sobre los privilegios.
 

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