En este tema, dice Pecresse, "no
hay más que dos posturas coherentes: o se autoriza
el matrimonio, y entonces la adopción va unida a él;
o se está contra la adopción, y entonces no se
autoriza el matrimonio". Para la portavoz de la
comisión, "la ley no tiene por qué dar consistencia
a una reivindicación que se aleja de la
verosimilitud biológica y que no es conforme a la
verdad del origen del niño".
Antes de emitir su informe, la
comisión parlamentaria tuvo unas 150 audiencias con
expertos y partes interesadas. En cuanto a la
adopción, la mayoría de los miembros de la comisión
se inclina por reservarla a las parejas casadas, que
ofrecen mayores garantías de estabilidad. En la
misma línea, también reserva la procreación por
fecundación artificial a las parejas estables de
hombre y mujer, y rechaza la posibilidad de la "maternidad
sustitutoria". Su idea es mantener el modelo francés,
que solo permite el recurso a estas técnicas por
problemas médicos y no por satisfacer un "derecho al
hijo". "No corresponde a la medicina hacer hijos sin
padre", dice Pecresse.
El informe propone dar nuevos
derechos a los firmantes del "Pacto civil de
solidaridad" (PACS), contrato que regula la vida en
común entre parejas no casadas, del mismo o distinto
sexo. El informe recomienda hacer del PACS "un
contrato de pareja coherente, intermedio entre el
matrimonio y el concubinato". Propone asimilar el
régimen de los firmantes del PACS al de las parejas
casadas, en materia de bienes, derechos sociales,
derecho de sucesión, pero también en deberes de
ayuda mutua. Recomienda que se reconozca la pensión
de viudedad a los que han convivido bajo el PACS al
menos durante cinco años.
Sin embargo, y en contra de la
petición insistente de algunas organizaciones
homosexuales, el PACS seguirá siendo firmado en el
tribunal de primera instancia, y no en la alcaldía,
como sucede con los matrimonios.
De las cien propuestas del
informe, 50 conciernen a la protección de la
infancia, 7 al modo de evitar los matrimonios
forzados, y 43 al derecho de familia. En caso de
separación, se mantiene la posibilidad de que los
hijos queden en la situación de custodia compartida.
También propone crear una "responsabilidad parental
delegada", que recaería en un pariente que se ocupe
regularmente del niño, para facilitar los actos de
la vida cotidiana (autorizar una salida, acompañarle
al hospital, relacionarse con la escuela...).
En materia de inseminación
artificial o de donación de óvulos, se podría crear,
a título experimental, una doble vía, distinguiendo
entre donantes anónimos y donantes identificados. De
este modo el niño podría conocer sus orígenes en
ciertos casos.
En asuntos judiciales, la
comisión es partidaria de que el niño pueda ser
escuchado en todo procedimiento que le concierna.
La situación de la familia en Francia
El informe de la comisión analiza
también los cambios que han tenido lugar en la
familia en menos de dos generaciones.
El número de matrimonios ha
bajado un 30% desde 1970, a pesar del aumento de la
población. El casamiento es también más tardío: 28,8
años en el caso de las mujeres y 30,9 en los hombres,
seis años más que en 1970. También la edad media de
la maternidad se ha retrasado hasta los 29,7 años, y
la mitad de las mujeres que dan a luz tienen más de
30 años.
Nueve de cada diez parejas
comienzan como mera cohabitación, situación más
duradera que antes. Paralelamente, el PACS se ha
consolidado como una forma de regulación
alternativa: desde su creación en 1999, se han
firmado 170.000, de los cuales se han disuelto el
12%.
"El matrimonio no se considera ya
como una condición previa para tener un hijo", dice
el informe. De hecho, cada vez nacen más niños fuera
del matrimonio: si en 1970 eran el 7%, en 2005 han
sido el 48,3% de los nacidos. En el caso de los
primogénitos, el porcentaje sube hasta el 60%. En la
mayoría de los casos (92%) esos niños son
reconocidos por el padre.
En este aspecto, la situación de
Francia contrasta con la de otros países europeos (Alemania,
Italia, Grecia, Portugal, Bélgica, España...), donde
más del 75% de los niños nacen de parejas casadas.
La inestabilidad de las parejas
va en aumento, ya sea en el matrimonio, la unión
libre o el PACS. Si en 1970 se divorciaban 12 de
cada 100 matrimonios, hoy se rompen 42 de cada 100.
De las uniones creadas en torno a 1990, en forma de
matrimonio o no, a los cinco años se habían disuelto
el 15%, y a los diez años el 30%.
Como consecuencia del aumento de
las rupturas, cada vez hay más familias
monoparentales (18,6% en 1999) y recompuestas. En
1999, más de un niño de cada cinco (tres millones en
total) no vivía con sus dos padres. En las dos
terceras partes de los casos, esos niños viven solo
con la madre. Y en bastantes casos el contacto con
el padre es poco frecuente: en torno a un 60% de los
padres separados no llegan a ver a su hijo al menos
una vez al mes.
Las familias recompuestas son
menos frecuentes: de los tres millones de niños que
no viven con sus dos padres, 800.000 están en una
familia recompuesta con los restos del divorcio, con
un padrastro y a veces hermanastros.
La gran ventaja francesa es su
dinamismo demográfico. Mientras que la tasa de
fecundidad media en los 25 países de la UE es 1,48
hijos por mujer, en Francia llegó al 1,94 en 2005
(solo superado en Europa por el 1,99 de Irlanda).
Eso supone más de 800.000 nacimientos anuales. Pero
la mayoría de las parejas se contenta con dos hijos:
el 8,3% de los nacimientos corresponden a terceros
hijos, la mitad que en 1968, cuando era más del 16%.
Una particularidad de Francia
respecto a otros países europeos es que su mayor
fecundidad es compatible con una elevada
participación laboral femenina: más del 80% de las
mujeres de 25 a 49 años trabajan fuera de casa.